Diagnóstico de autismo: ¿Es normal sentir tristeza o duelo?
- aini escribe

- hace 6 días
- 3 Min. de lectura
Recibir un diagnóstico de autismo (o de cualquier neurodiversidad) es uno de esos momentos que marcan un "antes y un después" en la vida de una familia. A menudo, en las consultas médicas nos hablan de evaluaciones y terapias, pero rara vez nos preparan para la tormenta emocional que se desata al salir del consultorio.

Hoy queremos hablar de algo real, algo que no debemos minimizar: el duelo del diagnóstico. Un proceso doloroso, confuso, pero absolutamente necesario para poder avanzar hacia la aceptación y la acción.
¿Por qué duele tanto? El duelo de las expectativas
Muchas familias se sienten culpables por sentir tristeza al recibir el diagnóstico. Se preguntan: "¿Soy mala madre/padre por llorar?". La respuesta es un rotundo no.
Lo que descubrimos en nuestra experiencia (y como lo comparte la Dra. Lesdy en nuestro podcast), es que el duelo no es por el hijo que tienes frente a ti, sino por el hijo que imaginaste que tendrías.
Es un duelo por las expectativas perdidas:
"Pensaba que jugaría básquetbol como su papá".
"Imaginaba cómo sería su vida escolar tradicional".
"Creía que se parecería a mí en ciertas cosas".
Llorar esas expectativas es válido. Es necesario despedirse de esa imagen idealizada para poder abrazar y conocer al hijo real y maravilloso que sí tienes, con sus propios retos y virtudes.
El peligro de recibir la noticia en soledad
Uno de los grandes errores que cometemos (y que los profesionales a veces pasan por alto) es enfrentar este momento solos.
Para los profesionales: no basta con dar un informe clínico. La empatía es crucial; están entregando una noticia que cambia vidas.
Para las familias: nunca acudan solos a recibir un diagnóstico. El impacto emocional puede ser paralizante ("bloquearse", llorar en el auto sin saber qué hacer). Necesitas a alguien que te sostenga, que escuche lo que tú no puedes procesar en ese momento y que te acompañe en el "shock" inicial.
Del miedo a la certeza: El diagnóstico como mapa
Es normal tener miedo. Vivimos en una sociedad donde ir al médico es sinónimo de buscar "qué está mal". Pero, ¿y si cambiamos la perspectiva?
Antes del diagnóstico, vivías en la incertidumbre:
"¿Por qué llora tanto?"
"¿Por qué no socializa?"
"¿Será mi culpa? ¿Estoy criando mal?"
El diagnóstico no es una sentencia ni un castigo; es una brújula. Te dice exactamente dónde estás parado. Esa etiqueta que tanto asusta al principio es, en realidad, la llave que abre la puerta a las herramientas correctas. El llanto de ayer por no entender, se convierte en el esfuerzo enfocado de hoy.
Cambiando la pregunta: Del "¿Por qué?" al "¿Para qué?"
Es inevitable preguntarse "¿Por qué a mí?". Pero quedarse ahí nos estanca en el dolor, la transformación ocurre cuando logras preguntarte: "¿Para qué?".
Para aprender a ver el mundo desde otra óptica.
Para desarrollar una paciencia y un amor incondicional que no conocías.
Para ser el mejor guía que tu hijo podría tener.
Como menciona la Dra. Lesdy:
"Qué bueno que este niño cayó en mis manos y no en las de alguien que no estuviera dispuesto. Está en el mejor lugar posible".

Conclusión
El autismo no es un delito, ni un pecado, ni algo que se "quita". Es una condición de vida, si hoy te encuentras en medio de ese duelo, date permiso de sentirlo, pero no te quedes a vivir ahí.
Busca acompañamiento, infórmate (la psicoeducación da mucha paz) y recuerda: un diagnóstico no define el futuro de tu hijo, solo te da el mapa para ayudarle a construir uno mejor.
¿Te has sentido identificado con este proceso de duelo?
No tienes que transitar este camino en soledad, escucha el episodio completo en nuestro canal de YouTube aquí.
Déjanos un comentario: ¿Cómo fue para ti recibir el diagnóstico? Hagamos comunidad y haz visible lo invisible.



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